Criptomercados de la Red Profunda
La Deep Web
En 2011 abrió sus puertas Silk Road Marketplace, la primera plataforma que permitía comprar y vender drogas ilegales a través de Internet. Utilizando tecnologías disponibles como el navegador Tor, criptormonedas como Bitcoin o Monero, y sistemas de encriptación como GPG, se ha facilitado un comercio anónimo y seguro de drogas.
Nadie apostaría por una plataforma que pone en contacto a compradores y vendedores de drogas al estilo Amazon y unos procedimientos basados en la reputación y la confianza. La heroína, la MDMA o el cannabis se podían encargar comodamente desde casa y recibirse a los pocos días en el buzón de correos. En torno a la figura de Dread Pirate Roberts, el enigmático administrador de Silk Road, se constituyó una comunidad virtual de más de cien mil personas en todo el mundo. Detenerlo y clausurar la página se convirtió en una prioridad internacional.
En Octubre de 2013, el FBI detuvo a Ross Ulbritch, un joven de 26 años acusado de ser el cerebro de Silk Road. Fue condenado en 2015 a dos cadenas perpétuas por programar una web desde su ordenador portátil.La Juez justificó la dureza de la condena en la necesidad de disuadir a cualquiera que quisiera imitarle.
No estuvo muy acertada.
En aquel momento las páginas sucesoras de Silk Road (Silk Road 2.0 y Evolution) generaban ya un volumen de ventas tres veces mayor al de Silk Road.
Alphabay estuvo activo entre 2014 y 2017, con más de 400.000 usuarios registrados que movían 600.000-800.000 dólares al día y un volumen estimado diez veces mayor al de Silk Road.
Cada «éxito policial» se ha seguido de un inmediato traslado de vendedores y compradores a nuevas plataformas más seguras, sencillas de manejar y eficientes. A principios de 2024 existen al menos doce plataformas activas.
El modelo que inauguró Silk Road es el primer ejercicio de regulación de las drogas fiscalizadas desde hace cien años. Este tipo de plataformas no son necesariamente la única ni la mejor solución posible a la Guerra contra las Drogas. Pero la experiencia nos demuestra que no hay marcha atrás en los avances tecnológicos.
Aunque el comercio de drogas a través de Internet supone una fracción minúscula del global, la tendencia es claramente creciente. Al igual que la industria audiovisual o la del turismo, Internet tiene el potencial de revolucionar el narcotráfico (y las Políticas de Drogas que lo sustentan ) con el mismo impacto que ha tenido sobre la industria discográfica, audiovisual o el turismo.
Además, el modelo de los criptomercados permite ensayar innovadoras e imaginativas formas de intervención preventiva. Una parte significativa de mi carrera profesional se ha desarrollado en este terreno.